domingo, 25 de marzo de 2012

La inocentada (VI)

Tras largas horas de caminata bajo la intensa lluvia, James llegó por fin al piso. Cruzó el pasillo y se dirigió a su habitación. Tras escarbar entre el montón de ropa que se apilaba en la mugrienta silla, encontró unos pantalones vaqueros limpios y un viejo jersey de lana. Acto seguido, se dirigió a la ducha.

Poco le importaban las huellas de barro que había dejado al entrar, ni la lluvia que entraba por la ventana del comedor, ni aquel olor nauseabundo que salía del cuarto de aseo paqueño.  

Estaba furioso. MUY FURIOSO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario