lunes, 24 de febrero de 2014

San Sergio


Hoy, día 24 de Febrero, es San Sergio.

Para el que no lo sepa, el nombre Sergio, de probable origen etrusco, dio origen al nombre romano Sergius, el cual, aunque de incierto significado, suele traducirse como guardián. Fue también el nombre de una familia romana de origen etrusco, uno de cuyos miembros principales fue Lucius Sergius Catilina, al que Cicerón dedicó sus feroces Catilinarias (las cuales, por cierto, traduje con gran entusiasmo en mis clases de latín durante mis años de bachillerato).

San Sergio mártir fue sacrificado en Cesarea en el año 304. Cuentan los cronistas que se celebraba en esta ciudad una fiesta de acción de gracias a los dioses por la feliz llegada del prefecto Sapricio, que traía el mandato del emperador Diocleciano de poner en marcha la gran persecución de los cristianos. En medio de la celebración, avanzó Sergio entre la multitud, se presentó ante el prefecto y le desafió, diciéndole a voz en grito que sus dioses serían incapaces de mantenerse en pie cuando él invocase a su Dios contra ellos. Invocó Sergio el nombre de Jesús contra los ídolos, y éstos cayeron de sus pedestales hechos pedazos. El pueblo, enfurecido, pidió venganza y el prefecto ordenó torturarlo con todos los tormentos. Pero como éstos no le hicieron mella, acabaron decapitándole. A continuación lo despedazaron en la plaza pública...

La fiesta de este santo mártir y buen rebelde se celebra el 24 de febrero, en tal día como hoy.  Desde que tengo memoria, este ha sido el día en el que yo he celebrado mi santo. De hecho, solía ser mi abuela la que se acordaba de felicitarme todos los años por estas fechas. Poca gente más lo hacía. Es lo que tiene no tener un nombre más popular...

San Sergio y san Baco
Investigando más sobre mi onomástica (bendita Wikipedia) averigüé que el día 7 de octubre también se conmemoran los Santos Sergio y Baco, oficiales de las tropas romanas, que sufrieron martirio el año 303, por ser acusados de cristianos y de no participar en los sacrificios del templo de Zeus. Baco murió golpeado hasta la muerte, y a Sergio le obligaron a correr diceciocho millas con calzados que tenían clavos hacia adentro, que acabaron atravesando sus pies. Luego fue decapitado. ¡Cómo les gustaba rebanar cabezas a esta gente! Curiosamente, la estrecha relación entre Sergio y Baco llevó a escritores modernos a creer que eran amantes, llegando a ser considerados san Sergio y san Baco como santos patronos de las relaciones entre hombres.

El santo de Sergio también se celebra (parece ser) los días 31 de enero, el 7 de febrero, el 12 de agosto, el 25 de septiembre y el 25 de diciembre (!). Pero como indiqué antes, yo solía celebrar mi santo el 24 de febrero.

Hubo Sergios en el papado (¡hasta 3!), Sergios duques y patriarcas, hay Sergios futbolistas, Sergios deportistas, Sergios compositores... En resumen, un gran nombre abundante en santos en el cielo y celebridades de todas partes del mundo.

Tras varios años sin recordar ni celebrar este día, por diversos motivos, hoy sí que lo voy a hacer. Así que, por si algún día lo ve, aprovecho para dejar inmortalizada en el ciberespacio mi peculiar felicitación al más especial de todos los Sergios terrenales.

¡Felicidades, Sergio!

viernes, 21 de febrero de 2014

Refrito de lo absurdo

El Valle cubierto de flores, un siglo antes
de su colonización industrial. Año 1834.
Justo cuando los martillazos del vecino de arriba empezaban a aliviar la jaqueca que me venía atormentando desde primera hora de la mañana, me vino a la cabeza el recuerdo de aquella inmensa planicie cubierta de flores en medio de la nada. Como para olvidarla...

Recordé a aquel impresentable vestido con traje de chaqueta correteando por el descampado, móvil en mano, jurando y perjurando que no había sido responsabilidad suya el haber estafado a tanta gente durante esos últimos años.

Vertedero sobre el antiguo suelo de
Potasas y Derivados. Año 2021.
La culpa, como casi siempre, había sido de Zapatero, pero ahora ya nadie le creía, excepto el instructor de "snowboard"... Otro pedazo de cabrón. Uno de tantos. Pero éste era de los buenos. Incluso más que su amiguito, el guaperas del móvil... Los dos sabían que en unos pocos meses también irían fuera, aunque el instructor estaba sospechosamente tranquilo. Se había asegurado un gran futuro gracias a los favores que les llevaba haciendo a los demás borregos desde hacía décadas. Había sido listo -que no inteligente-, tanto o más que los otros desgraciados que habían estado riéndose de nosotros durante años, dando vueltas alrededor de nuestras casas, regocijándose, viendo como familias enteras se pudrían en la miseria gracias a ellos. Pena me daban los cientos de chavales (o 'ninjas', como él solía llamarlos) a los que, con sus clases de "snowboard" en el vertedero más grande de la ciudad, hacía creer que llegarían lejos, vendiéndoles humo a cambio de un buen puñado de pasta.

No, no era justo. Tan sólo eran unos niños. Y precisamente, quizá eso era lo primero que debían de haber aprendido: que el mundo no es justo, y que aunque la culpa no siempre es de los demás, nunca debemos tomarnos la justicia por nuestra mano.

Cierto es que a mi me dieron dinero sin yo pedirlo, pero también lo es el hecho de que yo mismo lo hubiera dado cuando a mí me lo pedían. E igual de cierto es que yo ofreciera ayuda sin que tampoco me la solicitaran. O que igualmente yo la necesitara sin que nunca antes la hubiera pedido. O que, en algún momento, hubiera dejado de ayudarles, pensando, simplemente, que alguien más ya lo estaba haciendo por mi...

Ascensor acristalado y escaleras mecánicas.
Espacio Mediterráneo (Cartagena). Año 2014
Como en aquel incidente en el centro comercial, por ejemplo. Sabía que aquel tipo de barba jamás debía de haber tomado las escaleras mecánicas. Lo había visto en mi sueño la noche anterior, pero no era yo el que tenía que haberle avisado del peligro. De hecho, ni siquiera tuve la oportunidad de hacerlo. Tan sólo me limité a observarle, impotente, desde el ascensor acristalado en el que me encontraba atrapado, esperando a que todo ocurriera mientras alguien me sacaba de allí dentro.

Y de hecho, cuando el trágico desenlace ocurrió, cuando ya por fin me rescataron, pese a conocer de antemano el destino que deparaba a aquel hombre de barba que tantas veces se había aparecido en mis sueños, me eché a llorar como un 'ninja' más, consternado, afectado, frustrado. Tuvo que ser alguien de los de la fiesta del piso de abajo quien se acercara y me reconfortara. Alguien que, apenas dos meses atrás, me había sustituido a mí mismo en mi trabajo mientras yo hacía el eTwinning en Suiza. El mismo que salió disparado de boxes cuando aún le estaban cambiando las ruedas a su Formula 1, y que luego no pudo frenar a tiempo. El mismo que acabó descendiendo por el vertedero de Potasas y Derivados mientras saludaba al resto de ninjas que le observaban desde el anfiteatro.

De repente, aquella inmensa planicie cubierta de flores en medio de la nada, aquel gilipollas del móvil, el 'instructor' cabrón, los inocentes 'ninjas', el misterioso tipo de la barba... TODO desapareció de mi mente y volví al mundo real. Eran ya las 9.40pm. Habían pasado casi dos horas desde que empecé a escribir aquel absurdo relato. Los martillazos del vecino de arriba habían cesado. El mueble del IKEA se le había resistido durante toda la tarde, pero al final lo había conseguido.

¡Ole tus huevos, campeón! Lo que me hiciste sacar con tus martillazos mientras montabas el puto mueble...



"Refrito de lo absurdo" © 2014 Sergio V. 

Un relato de ficción inspirado por un conglomerado de tópicos, lugares, emociones y experiencias (terrenales y oníricas), que tomó forma durante la tarde de un viernes atípicamente lúcido, y que puso colofón a una larga y dura semana de entre otras muchas.

Gracias a todos los que inspiraron el relato y a los que no permitieron (entre ellos yo mismo) que el conglomerado acabara siendo algo que nunca debió haber sido: historia.