martes, 13 de marzo de 2012

La inocentada (I)

Aquel 27 de Diciembre de 1998 no era un día cualquiera. Como otros años, Billy se pasaría la noche en vela, retorciéndose entre las sábanas y exprimiéndose el cerebro hasta dar con un plan perfecto. Sin embargo, esta vez las cosas habían rebasado el límite, y Billy era muy consciente. No pararía hasta dar con algo realmente impactante y rotundo. Algo perverso y macabro... Algo definitivo.

Billy no era un tipo normal. A menudo tenía pesadillas, y solía despertarse horrorizado en plena madrugada. Incluso llegó al punto de pasarse noches enteras sin dormir por miedo a revivir en sueños las angustiosas experiencias sufridas en un pasado todavía muy cercano. Por mucho que lo intentara, jamás lograría borrar aquellas imagenes y frases lapidarias que le acompañarían a todas partes durante, muy posiblemente, el resto de su vida. Estas circunstancias enseñaron a Billy a sobrevivir por sí mismo en un mundo, a su juicio, gobernado por la ambición, el egoísmo y la avaricia. 

Pese a todo,  y a sus escasos 20 años de edad, Billy era un tipo extremadamente inteligente. Y fue precisamente esa "madurez prematura” (como él mismo la definía), la que le había dotado de una mente lo suficientemente compleja como para salir del paso en todo tipo de situaciones, por difíciles que parecieran. Por supuesto, sabía como sacarle el máximo partido a sus “privilegiadas” cualidades psicológicas, y eso es precisamente lo que tenía pensado hacer...

(continuará)

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